30 Abr Mari: de Barcelona a Uganda, la tierra de sus amados gorilas
En el bullicio de la ciudad, entre las calles de Barcelona, siempre había sentido un anhelo por lo desconocido, por esos destinos lejanos que solo veía en fotografías o en películas. Sobre todo mi gran pasión, era conocer a los gorilas en el Bosque impenetrable de Bwindi, su propio hogar.
La vida en la ciudad condal era cómoda, familiar, vivía de mi profesión, pero algo en mí siempre anhelaba más. Y así, decidí que era hora de emprender una aventura que sacudiera mis cimientos, que me llevara más allá de mi zona de confort y me mostrara un mundo nuevo y emocionante.
¿Qué tipo de viajera es Mari?
Mis vacaciones solían ser momentos de libertad, de exploración sin límites. Me gustaba planear cada detalle, cada destino, cada experiencia. No me gustaban los viajes organizados. Pero esta vez, mi mente estaba llena de incertidumbres. Había algo en Uganda, en su exuberante naturaleza, en sus gorilas de montaña, que llamaba a mi alma aventurera. Sin embargo, no sabía por dónde empezar. ¿Qué hacía falta para ver esos majestuosos animales en su hábitat natural? ¿Cómo podría organizar un safari en un país tan lejano y exótico como Uganda? Y, sobre todo, ¿era seguro aventurarse sola por África siendo mujer?
Las dudas me invadían, pero también crecía mi determinación por descubrir lo que el mundo tenía reservado para mí. Así que, sin muchas alternativas claras, decidí tomar un camino que nunca había considerado antes: invertir mis ahorros en un viaje organizado. Fue una decisión difícil, una ruptura con mi estilo de viaje habitual, pero sentí que era lo más sensato en ese momento.
El primer viaje a Uganda
El viaje comenzó con la emoción de lo desconocido, la anticipación de lo que vendría a continuación. Y Uganda no decepcionó. Desde el primer momento, me vi envuelta en una atmósfera de magia y misterio, de belleza indescriptible. Cada día era una nueva aventura, una nueva oportunidad de asombrarme ante la grandeza de la naturaleza africana.
Me enamoré de su gente, sus paisajes, de sus selvas frondosas y sus ríos caudalosos. Me maravillé ante la diversidad de su flora y fauna, ante la majestuosidad de los gorilas de montaña, que me observaban con curiosidad desde la seguridad de su hábitat natural.
Pero lo que más me impactó no fue solo la belleza del paisaje, la flora y la increíble fauna, sino la gente, lo feliz que eran con tan poco, donde viven el día a día sin pensar tanto en el futuro. Y también compartiendo lo mucho o poco que tienen. Su necesidad de descubrirme su país.
Sin embargo la empresa con la que viajaba no me aportaba mucho. Sentía que algo faltaba. A pesar de haber descubierto la grandeza de Uganda, sentía que aún no había experimentado todo lo que el país tenía para ofrecer. Me sentía un número más entre un grupo de gente, donde no había mucha interacción ni feedback. Ellos solo se limitaban a un guión.
Los inicios de Muzungus Africa Your Way
Cuando volví a Barcelona, sentí que se me había quedado aún mucho por ver, y decidí tomarme una excedencia y volver. Fue entonces cuando conocí a Joseba, que sabía tanto de Uganda y lo transmitía tan bien que me conmovió desde el primer momento.
La pasión y el conocimiento con la que hablaba del país me impresionaba. Sus relatos eran como ventanas al pasado, a la historia y la cultura de Uganda, y yo me sentía afortunada de ser testigo de todo aquello.
Con Joseba, no solo exploré los rincones más remotos de Uganda, sino que también descubrí la verdadera esencia del país: su gente, su cultura, sus costumbres. A través de sus ojos, aprendí a apreciar la belleza de las cosas simples, de los pequeños gestos de amabilidad que hacen que un lugar se sienta como en casa.
Fue en ese momento cuando comprendí que mi viaje no se trataba solo de descubrir lugares nuevos, sino también de descubrirme a mí misma, de aprender y crecer a través de las experiencias que la vida me ofrecía.
Y así, cuando regresé a Barcelona, supe que mi viaje no había terminado. Había encontrado mi pasión en Uganda, en su gente, en su cultura, en su naturaleza salvaje. Y decidí que quería compartir esa pasión con el mundo, que quería hacer de Uganda mi hogar, mi lugar de pertenencia.
Descubrir con Joseba esa pasión compartida por Uganda, dio origen a Muzungus. Así nació la idea de crear una ruta de viaje diferente, una ruta que se adaptara a las necesidades y sueños de cada persona, que respetara la cultura local y dejara una huella positiva en el territorio. Una ruta que fuera más que un simple viaje, que fuera una experiencia transformadora, en la que cada momento fuera una oportunidad para crecer, para aprender y para dejar una huella imborrable en el mundo. Tu huella.
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